En 1851, un inglés llamado Frederik Scott Archer presentó el proceso de «colodión húmedo». Este procedimiento permitía a los fotógrafos obtener imágenes muy detalladas en placas de vidrio o metal. Desde 1851 hasta aproximadamente 1880, el colodión húmedo se convertiría en el método más popular para la realización de fotografías en todo el mundo.
¿Por qué tuvo tanto éxito? Antes de este proceso, las fotografías se realizaban principalmente mediante el daguerrotipo y el calotipo, los primeros procesos fotográficos de la historia. El daguerrotipo permitía obtener bellas reproducciones de la realidad con gran detalle, mientras que el calotipo permitía realizar reproducciones en papel mediante un proceso de impresión negativo-positivo, aunque con menos detalle. Ninguno de los dos procesos era adecuado para el retrato, ya que, entre otras razones, requerían tiempos de exposición excesivamente largos para que un modelo humano (vivo!) se quedara quieto.
Cuando se inventó el sistema de placa húmeda al colodión en 1851, éste supuso una revolución en la historia de la fotografía. El proceso, comparado con sus predecesores, era algo más sencillo (con un flujo de trabajo más breve) y permitía tiempos de exposición más cortos: ahora el modelo podía posar para un retrato durante apenas unos segundos, y obtener así una imagen nítida.
La fotografía al colodión húmedo inauguraría una nueva era fotográfica, democratizando el medio. Los estudios de retratos florecieron en las principales ciudades y los fotógrafos viajaban por todo el país, acercando a cualquiera la posibilidad de un precioso recuerdo de sí mismos y de sus seres queridos.
La producción de una imagen al colodión húmedo tenía que hacerse de forma rápida y eficiente. El colodión, el principal producto químico utilizado, se secaba y perdía su sensibilidad al cabo de unos 10 minutos. Por lo tanto, los fotógrafos necesitaban tener un cuarto oscuro cercano para revelar sus imágenes después de tomarlas. Estos cuartos oscuros portátiles podían ser simples tiendas de campaña, carros de caballos o cualquier cosa que pudiera crear un espacio de trabajo hermético a la luz sobre el terreno.